sábado, 31 de diciembre de 2011

Cerrando años y abriendo etapas

En momentos en los que empiezas a plantearte mil y un millón de cosas diferentes en tu vida, en los que te pierdes en tu camino y en tu ser, en periodos en los que todo en derredor tuyo comienza a cambiar y te sientes estancada y atemorizada por el curso de los acontecimientos, en los que comienzas a ser consciente de que otra etapa ha de surgir, inevitable, en poco tiempo, en los que todo comienza a mutar; entonces, surge algo, situaciones, aparecen personas nuevas y variopintas, personas que ya estaban pero en otro estado... que hacen saltar la chispa y consiguen que empieces a ver las cosas de otro modo, que empieces a abrir horizontes hacia otras formas de ver el Mundo, hacia otras formas de verte a ti misma, de replantearte como vivir tu propia vida sin ser simplemente remolcada por otras corrientes. Ese algo se ha venido gestando dentro de mí durante estos últimos doce meses, unos meses que han ido delineando lo que iba a ser el final de este año 2011 que ya toca su fin.

Estos 12 meses han sido muy completos e indudablemente han marcado el desenlace de un capítulo que años ha deje inconcluso, pero claro está que también marcan un inicio. El inicio de una nueva yo que rompe con un millón de cosas (dejando a salvo siempre lo realmente importante), que rompe el cascarón y abre los ojos a una nueva luz. No se pueden enumerar ni explicar, ni por asomo, siquiera la mitad de las circunstancias que llevan a tomar esos nuevos caminos; pero sí es cierto que existen "cosas" que, aunque no se sea consciente de ello en el momento o no les demos la importancia que merecen, marcan profundamente algo en tu alma, en tu persona.  Así digo que espero que el rumbo que tome esta nueva "yo", que surge marcada también por el naciente 2012 y por la entrada en la cifra de los 25, siga las coordenadas sugeridas por el año que ya acaba.


Para despedir al 2011, o si se prefiere, dar la bienvenida al 2012: sólo puedo alabar, ensalzar y achuchar a mi pequeño, a mi gran hombrecito, a mi hijo; agradecer su incondicional estar y ser a ciertos personajillos con los que he compartido grandes momentos "de perdidos al río", sabemos que nada quedará en el pasado y que perdurará; tampoco puedo olvidarme de ciertos familiares, compañeros, filósofos, químicos, economistas, músicos y poetas que me han guiado, aconsejado y entregado su amistad; ya que hablamos de cambio, tampoco pueden faltar esos personajos que han aparecido en mi vida a partir del 3 de octubre con los que intuyo que quedan grandísimos momentos por compartir en países de fantasía y calles de piruleta, en autobuses con libros y cesped con golosinas, y de ningún modo puedo poner el punto y final sin citar unas palabras que leí no hace mucho en un gran libro recomendado por un amigo, unas palabras que resumen perfectamente el punto en que me encuentro:
"El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el Mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios se llama Abraxas." 
                                             H. Hesse, "El pájaro rompe el cascarón", en Demian. 

Ciao 2011; benvenuto 2012, ci vediamo dopo le dodici uve.


sábado, 24 de diciembre de 2011

Un jirón de añoranza

Añoro los viajes en bus y llegar a la estación de Madrid, buscar tu mirada y sonreir.
Añoro subir a ese "Ford", e ir detrás contando estrellas, pasar por Cibeles y, de fondo, "Las cuatro estaciones" oír.
Añoro el olor a madera al entrar en el viejo portal y el eco de nuestros pasos al pisar cada antiguo escalón.
Añoro pasear de la mano que me daba calor, ir contigo a por pan, en las aceras grises saltar y jugar a fumar con el vaho de mi respirar.
Añoro el chirriar del carro de la cena por el pasillo al andar, el olor a naranja al despertar, el run-run de tu máquina de afeitar y las palomas en la cocina ulular.
Añoro el turrón de la tienda de siempre, el  pastel de gloria de "Casa Mira", tus quejas con el blando al pringarte y el roscón de "Rodilla".
Añoro ir al cine contigo, ver "La Bella y la Bestia" y tener que despertarte y cada 28 de diciembre, por tu cumpleaños, felicitarte.
Añoro tu ajedrez, el cli-cli de tu máquina de escribir, los tebeos de tu "ABC", tu despacho en soledad...
Te añoro a ti, para mí todo éso es Navidad.

martes, 13 de diciembre de 2011

Azucarillos con miga

Hoy, estando en la cafetería de mi facultad charlando con unos amigos, me he dado cuenta, después de dos meses de clases (¡que ya es delito!), de que los azucarillos traen mensaje, citas de diferentes literatos y pensadores. No he podido por menos que verme en la obligación de transcribir aquí esta cita de Cela, me he quedado a cuadros y no hemos podido evitar soltar la carcajada los allí presentes, pero la verdad que no le falta razón:

                "No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo."
                           Camilo José Cela

lunes, 12 de diciembre de 2011

Reflexiones nocturnas, que no sé si certeras

Miro el reloj y me detengo un instante a valorar la posibilidad de cerrar el portátil y echarme a dormir. Realmente quedan pocas horas para que empiece a cantar ese maldito despertador una vez más, un lunes más de un mes más... Siempre igual, agotadora monotonía.

Miro el reloj: "faltan 5 horas" pienso; el remordimiento aflora, el día va a ser agotador; pero no puedo dormir, una presión me aprieta el pecho. Llevo varios días en la misma tónica: no comer bien, no dormir a gusto... Pueden parecer claros síntomas de una penosa reincidencia en el amor, o tal vez obsesión, y no, no es lo uno ni es lo otro, es simplemente evolución. Evoluciono inexorable hacia lo desconocido, hacia algo que me ciega y maravilla. Podrá ser un destino desconocido, sí; pero no lo temo, me atrae, me llama, me hipnotiza.

En estos días avanzo poco a poco hacia la vida noctámbula de leer bajo un manto de estrellas, de pensar arropada en tinieblas y teclear versos confusos y mareados. Bien es cierto que tú fuiste quien me invitó a sentarme ante una hoja de papel y desnudarle mis temores, mis sentimientos, mis rafagazos de enajenación... Pero ésto que hago en estas noches frías y casi místicas va más allá, más allá del misterio de tu mirada: de buscarte y tú encontrarme, de mirarte y tú besarme, de ilusiones, de explosiones... Y así por fin entendí que ¿de qué sirven las palabras del alma cuando las oye un corazón equivocado? No es amor, o sí; pero amor al misterio; amor a un mundo que descubro compuesto de palabras; amor a un mundo donde se puede ser quien se quiera ser sin fingir, sin esconderse en los propios miedos; donde se juega a inventar, a inventar lugares, tiempos y amores. Amor a la palabra escrita, perpetua, que se tatúa en el alma y no muere. Amor no efímero ni mancillado con sexo que abre la caja de Pandora de las pasiones, pasiones que tarde o temprano pagarán en moneda a Caronte; amor reducido a dos entes que creerán amarse y simplemente convivirán y caerán en rutinas que desolan y consumen, como el cigarro olvidado en el borde del cenicero. Este amor va más allá, es puro amor unilateral entre no iguales.

Miro el reloj de nuevo: ya queda menos para que suene ese maldito despertador: bebo un trago de agua, o dos; me voy a la cama, y en breves supongo que ya me atreveré a cerrar el portátil y enfrentar yo sola a la noche. Pero antes de entregarme por completo a Morfeo, te digo que ya no tengo miedo, miedo de nada. Ya puedo mirarte de nuevo y ver tus ojos de luna; porque sé que mi amor ya tiene dueño y no eres tú, sé que la duda está resuelta; mi amor está ligado a este nuevo mundo de palabras cromáticas que descubrí, aunque tú no lo creas, gracias a ti.

viernes, 9 de diciembre de 2011

En constante huida

Tú, fiel enemigo
que al alma acompañas,
aliado de la destrucción
que te disfrazas de sueño y rosa,
que en las entrañas te alojas
y deshojas a tu presa.

Te conozco,
huyo
de la tentación de tu aliento
para no parar en tus placeres,
en tus embelesos y engaños,
en el vacío de tu encanto
que confunde al incauto.

Hoy se me antoja tentador
saltar a tus dulces redes
—locura pueril—,
mas creo que entiendes
que aun hoy, tengo miedo de ti,
Amor.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El despertar

Hoy, aquí sentada mirando por una ventana que deslumbra mis pupilas y observando los colores de los coches que huyen sin rumbo por una carretera desdibujada en el horizonte, me paro a meditar y realmente aún no se qué siento...
Tras tiempos infructíferos de intentar el autoconocimiento, pienso que ya es hora de acabar con el juego de esconderse tras algo que no se es, basta ya el intentar encajar en un puzle al que no se pertenece y de intentar no salirse del patrón de los seres alienados que deambulan por la vida de forma autómata. Es hora ya de despertar y de dejar de huir para convertirse en árbol de hojas laureadas e intentar enfrentar a ese Apolo de mis sombras.
Por ésto y un millón de cosas más hoy por fin me decido a mostrar al sol un trocito mi alma y escribir en este blog esos retazos que forman parte de mí.