domingo, 15 de abril de 2012

Palabras de inocencia...

Y tras una tonta discusión, sólo supo decir:
   - Te “amio”.
   - ¿Qué? -preguntó él sorprendido.
   - Pues eso, que no te enteras: que te amo y te odio.
   - Pero...
  - ¡Que no te das cuenta de que siempre te he querido! y sólo consigues que te odie a la vez... Que estoy harta -su voz se entrecortaba iracunda y una lágrima comenzaba a brotar-, que después de tanto tiempo necesito más de ti, que ya no soy capaz de conformarme con ser la estúpida amig...
   - Anda, tonta, ven aquí -interrumpió mientras le estrechaba las manos y tiraba de ella hacia sí-. Calla y sólo bésame; cierra los ojos y, mientras te queden fuerzas, ámame.