Tú, fiel enemigo
que al alma acompañas,
aliado de la destrucción
que te disfrazas de sueño y rosa,
que en las entrañas te alojas
y deshojas a tu presa.
Te conozco,
huyo
de la tentación de tu aliento
para no parar en tus placeres,
en tus embelesos y engaños,
en el vacío de tu encanto
que confunde al incauto.
Hoy se me antoja tentador
saltar a tus dulces redes
—locura pueril—,
mas creo que entiendes
que aun hoy, tengo miedo de ti,
Amor.
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